sábado, 25 de abril de 2009

La militarización, sin obstáculos... y lo que falta

Publicado el 20 FEB 2009.

Galván piden más facultades vs. el narco...Toques de queda, cateos...

JORGE ALEJANDRO MEDELLLÍN

El aniversario 96 de la creación del Ejército Mexicano transcurrió entre la presión mediática y propagandística de los cárteles de la droga, la torpeza discursiva (o la indiscreción) del secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, así como los esfuerzos de presidente Calderón para recompensar el olvido histórico hacia las fuerzas armadas y la postura solidaria del general Guillermo Galván, asestándole a Carlos Slim un guantazo anticatastrofista, al cerrar su intervención aseverando que “el futuro próspero existe”.

A BUEN ENTENDEDOR…

Las palabras de Galván en su tercer discurso en el Día del Ejército no tienen desperdicio, sobre todo porque perfilan en el corto plazo importantes cambios jurídicos para apoyar la intervención del Ejército en acciones más decididas y delicadas ya sea para atacar a los cárteles de la droga o parta mantener la paz interior, evitando escenarios de presión que lleven a un “Estado fallido”.

Por eso Galván habló muy claro y adelantó la nota de ocho, al anunciar la urgencia de que los legisladores federales doten a la Sedena de más facultades legales para llevar el combate a las drogas a escenarios más crudos y, por ende, peligrosos, “no deseados por la sociedad, como él mismo lo dijo.

Estimamos necesario el debate legislativo para analizar este soporte. Fortalecer las seis jurisprudencias emitidas por la suprema corte en la materia, es un desiderato urgente. Bienvenidas todas las iniciativas e impulsos que se realicen para consolidar esta legislación”.

¿Qué es lo que quiere el general que los legisladores y la presidencia fortalezcan? ¿Hacia dónde se dirige la Sedena en el combate al narco?

Todo lo dicho por Galván es rico en contenidos, especialmente porque no hay nada oculto, o casi nada.

CATEOS,TOQUES DE QUEDA…

La parte medular de su discurso fue precisamente esa; la que dejó en claro las limitaciones legales que, desde el punto de vista militar, constriñen la actuación del Ejército contra los cárteles de la droga en escenarios de choque más directo, una reedición quizá de la guerra sucia de los setentas y parte de los ochenta, pero con un enemigo real y bien armado.

Galván y sus asesores se cansaron de ser emboscados por sicarios que muy probablemente hayan surgido de las propias filas de la milicia.

El general no está dispuesto a que la tropa y sus mandos sigan siendo carne de cañón. Van por todo.

Para ello están reestructurando la dinámica de los mandos regionales, a fin de concentrar el comando operativo en Estados Mayores centralizados en los que las decisiones se unifiquen a partir de criterios y órdenes que pasen por uno o cuando mucho dos canales.

Un ejemplo claro e inmediato es la unificación de los mandos de zona en Veracruz, en donde el general Armando Tamayo Casillas (ex jefe del Estado Mayor Presidencial de Vicente Fox), acaba de asumir el control de las tres zonas militares en esa VI Región, con sede en la Boticaria.

Desde hace una semana los mandos de la 19/a Zona Militar en Tuxpan (General de Brigada Pedro Felipe Gurrola Ramírez; de la 26/a Zona Militar, en El Lencero (General de Brigada Miguel Gustavo González Cruz, y de la 29/a Zona Militar con sede en Minatitlán (General de Brigada José Luis Medina García), quedaron bajo la coordinación y mando centralizado de Tamayo para operaciones contra los cárteles de la droga (léase Zetas) que operan en esa zona.

La Sedena planteó de manera abierta que diputados y senadores retomen las seis tesis de jurisprudencia emitidas en 1996 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en las que se fundamento de maneta controversial la participación militar en el combate antidrogas, pasando por encima del precepto constitucional que ordena a la tropa permanecer en sus cuarteles en tiempos de paz (Artículo 129 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

El reclamo de la Sedena es revelador, porque plantea además que los escenarios percibidos por los mandos militares ubican como urgente una acción bélica con la que se estaría a tiempo para frenar una debacle causada por el crimen organizado.

De ahí la pregunta planteada al principio de este espacio: ¿habló el secretario de Economía sin conectar la lengua con el cerebro o acaso sabe, como muchos miembros del gabinete, que el Ejército está por librar importantes batallas contra el narco?

De ahí también el anticipo militar en el que se hace énfasis en la cuestión de los derechos humanos. El Ejército anunció en su día que ocurrirán cosas no deseadas por la ciudadanía.

Y en tercer lugar, la postura de la Defensa Nacional anuncia en definitiva que las directrices para enfrentar al narcotráfico en todas sus formas, son y serán dictadas por las fuerzas armadas.

CENTINELA…

Uno.- En ese tenor andan los nervios del Ejército; a la defensiva, intransigente, cerrado a la transparencia, evasivo y distante de la prensa. Una muestra de ello fue la actitud de dos oficiales de Comunicación de la Sedena el 9 de febrero, durante la ceremonia de la Marcha de la Lealtad en el Castillo de Chapultepec. Los reporteros convocados al evento fueron acomodados junto a un grupo 35 oficiales de Fuerzas Especiales. Con dos de ellos comenzó una plática sencilla, informal, sobre el significado de las condecoraciones y escudos.

Fue suficiente para que el Mayor Joel Cornejo Oliver y el Teniente Mendieta hicieran bajar de la tribuna metálica, de mal modo, a los tenientes para reprocharles el platicar con la prensa. Ambos regresaron contrariados, tras el regaño o la amenaza, y no volvieron a hablar con los reporteros.

Dos.- En los próximos días el ex fiscal de Delitos del Pasado, Ignacio Carrillo Prieto, presentará en la Universidad de Harvard su libro, su versión sbre el fracaso de la instancia encabezó.
Entre otros temas, el jurista asegura que en realidad la Sedena nunca le permitió acceder a los documentos del 2 de octubre de 1968, y que todos fue simulación y dilación para bloquear su trabajo.

Tres.- El Centro de Estudios en Seguridad Pública (CESP) consideró que los organismos de inteligencia del país, como el CISEN y la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF), minimizaron o no fueron capaces de prever las movilizaciones de los "tapados" en Monterrey, previo a la celebración del Día del Ejército que encabezó el presidente Felipe Calderón en esa ciudad.

El CESP, que dirige Adolfo Miranda Castillo, señala en su análisis sobre las protestas callejeras de los "tapados" que "si se toma en cuenta que ya existían antecedentes de expresiones públicas de repudio a las acciones del ejército en zonas de influencia de la delincuencia organizada tanto en Sinaloa como recientemente en Nuevo León, es claro que el servicio de inteligencia mexicano, el CISEN, no procesó adecuadamente los datos de los riesgos o que los minimizó".

Agrega que "la impresión que prevalece es que tras las declaraciones del secretario de seguridad Genaro García Luna en respuesta los hechos de Monterrey, la reacción del crimen organizado fue escalar la dimensión de la operación a todo el noreste del país".

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