viernes, 24 de abril de 2009

Revelador e histórico balance interno de la SEDENA.

Publicado el 2 DIC 2008.

La Sedena, al borde de un estancamiento irreversible.

JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN

Los poco más de 43 mil millones de pesos que el gobierno federal le dio a la Defensa Nacional (Sedena) como presupuesto en el 2009, de poco o nada le servirán para detener el estancamiento histórico y definitivo que le espera en tan sólo… ¡cinco años!

El diagnóstico sobre lo que le sucederá a las fuerzas armadas mexicanas no es ficción o producto de exageraciones, de versiones de oídas o suposiciones académicas.

Lo sostiene desde hace por lo menos un año el Estado Mayor de la Defensa Nacional (EMADEN) y lo ha repetido una y otra vez a los personeros de los gobiernos panistas.


El análisis está plasmado en un extenso documento que el gobierno federal conoce muy bien, pero que poco hace por atender a fondo.

Para muestra, algunos botones.

Uno de los puntos de ese ejercicio de prospectiva elaborado por la propia Sedena, dice de manera textual: “el diagnóstico presentado es real…la degradación de nuestro poder militar es tan notable, que en los próximos cinco años este proceso puede tornarse irreversible”.

Sobra decir o suponer quién pronunció en primera persona la alarmante sentencia.

Allá, en Lomas de Sotelo, no se andan por las ramas y menos en situaciones tan delicadas como el futuro inmediato, muy inmediato, de la institución, de su razón de ser, de sus valores y de su permanencia.

La situación para las fuerzas armadas es más que apremiante, pues no solo se requiere un presupuesto apegado a la realidad que vive día con día la milicia, sino también se necesita una revisión a fondo de la doctrina de Defensa Nacional cuestionada desde el interior mismo de la Sedena por sus mandos.

No son exageraciones

La noche se les vino encima al Ejército y a la Fuerza Aérea en un par de sexenios.

Falta de recursos, atraso en armamento, poco personal y muy mal pagado para el tamaño de las misiones asumidas y encomendadas al calor de los nuevos retos y escenarios locales y globales.

A esto hay que sumarle el delicadísimo problema de las deserciones y los escenarios que trae aparejados este fenómeno, que van desde la disminución de fuerza hasta la muy probable inserción de ex militares en la delincuencia organizada, convertida ya en el más formidable enemigo de las fuerzas armadas nacionales.

¿Y LA SEGURIDAD SOCIAL…QUÉ?
El presupuesto aprobado dejó en el aire, de nueva cuenta, agendas vitales como la renovación de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), que buscaba conformar una nueva Ala de Pelea con la compra de 12 jets F-16, a razón de cuatro aeronaves por año, comenzando por el 2008 y concluyendo en 2010.

Cada aparato está tasado por la Sedena en 400 millones de pesos. La inversión se estimaba en 4 mi 800 millones de pesos (a razón de 1, 600 millones de pesos durante tres años).

De los tres radares que se pensaba adquirir, sólo se podrá comprar uno. Tampoco habrá dinero para comprar las 4 baterías antiaéreas, tasadas en 3 mil 040 millones de pesos.


Pero quizá el golpe más doloroso asestado a la Sedena y a sus componentes sea el de la seguridad social. Este punto no quedó en el aire en el análisis del alto mando. El informe sobre el particular señala crudamente que persiste y se acentúa la carencia de medicamentos en instalaciones militares.

La capacidad instalada de camas y servicios de atención primaria es obsoleta. Otra vez, de manera textual, el alto mando advierte que:

“El ISSFAM, a través del servicio médico subrogado, transfirió en el 2007 a la Secretaría de la Defensa Nacional, mediante convenio, 879 millones de pesos para la atención de 534 mil 876 retirados y derechohabientes del personal en el activo y retirado.

“El presupuesto asignado a la Secretaría de la Defensa Nacional para la atención de 181 mil 356 elementos del activo fue de 168 millones de pesos”.

En resumen, la Sedena explica que “la cantidad de 1,047 millones de pesos, dividida entre los 716 mil 232 potenciales beneficiarios del servicio equivale a 1,643. 22 pesos”.

Ups… leyó usted bien, muy bien. Eso es todo lo que se le dará en promedio al personal del activo, en retiro y a sus derechohabientes para que remedien en algo su situación en materia de seguridad social.

Así, según el alto mando, “esta problemática viene arrastrando desde administraciones anteriores, un déficit de 395 millones de pesos anuales”.

Haga usted sus cuentas, saque números y pregúntese por qué la gente confía hoy más que nuca en sus fuerzas armadas como única institución con los medios suficientes para derrotar o hacerle frente a la delincuencia organizada.

¿A qué precio?, ¿cuántos militares y civiles más tiene que caer?, preguntó María Elena Morera el viernes 29 en Palacio Nacional.

¿Quién responde?

CENTINELA…
Uno.- La Unidad de Comercialización de Armas de Fuego de la Sedena, entregó al alto mando una relación de las 23 mil armas de fuego de alto poder que podrían ser vendidas o entregadas a gobiernos estatales o municipales para reforzar a sus cuerpos policiacos.

Las piezas son, en su mayoría, armas aseguradas al crimen organizado cuyo proceso de litigio concluyó en los primeros meses del año.

Dos.- El Ejército no da marcha atrás en su búsqueda de manejar en varios niveles todo el aparato de inteligencia del país. Sus intentos siguen tropezando con las iniciativas y consensos de políticos y grupos civiles que intentan impedir una militarización más profunda.

Tres.- En los próximos días, al IFAI determinará si concede o no a razón al autor de este espacio en torno a la negativa de la Sedena a proporcionar información sobre el número de piezas del rifle de asalto Corner Shoot, de fabricación israelí, comprado para uso del Cuerpo de Fuerzas Especiales (CFES).


La Sedena se negó a proporcionar el número de rifles comprados y el precio del lote, no obstante haberlo hecho en otras ocasiones ni mas ni menso que con el tan llevado y traído FX-05, Xiuhcóatl, del cual dijo abiertamente que ha fabricado 10 mil piezas.
Ya veremos.

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