sábado, 25 de abril de 2009

La última carta contra el crimen organizado.

Publicado el 2 MARZO 2009.

El sitio a Ciudad Juárez...CISEN no coopera...¿Y dónde está el terrorista?

JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN

Comenzó el sitio militar a Ciudad Juárez y con el, una cadena de escenarios probables avizorados por el alto mando militar, no todos positivos.
Entre ellos destacan: el esperado efecto cucaracha de la delincuencia organizada y su expansión –en lo inmediato– a otros estados, como Nuevo León, Coahuila, Durango y Zacatecas, así como el recrudecimiento momentáneo de la violencia en esa plaza y la aparición de ejecutados y decapitados en otros puntos del país.
También se espera, según el balance del alto mando, que aumenten las quejas por violaciones a los derechos humanos.
Se trata de los “efectos no deseados” de los que habló con anticipación el general Guillermo Galván en su discurso del Día del Ejército, el pasado 19 de febrero.
Para ello la Sedena prepara, junto con el reforzamiento de la Operación Conjunta Chihuahua, varias medidas para que la actuación de los militares sea transparente, dentro de lo posible.
Entre las medidas figurará la de permitir la presencia de observadores y visitadores de derechos humanos que in situ revisarán determinadas operaciones, como el funcionamiento de puestos de control carreteros en los accesos y salidas de Juárez, para garantizar que los militares no actuarán de manera arbitraria atentando contra los habitantes de esa ciudad.
Sin embargo, el Ejército Mexicano enfrenta varios problemas que se han reflejado en el ámbito de su operatividad en Chihuahua desde marzo de 2008, cuando entró en marcha el operativo conjunto.
El más importante de ellos es la falta de cooperación del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), que se ha negado sistemáticamente o ha retardado la entrega de información sensible a los mandos de la XI Región Militar, encabezado por el general de brigada Marco Antonio González Barreda, y apoyado por los mandos de las cinco Zonas Militares que la componen.
Cerca de 30 generales adscritos a la XI Región Militar integran la cadena de mandos que hasta el momentos encabeza el general Felipe de Jesús Espitia Hernández (6459590), ex jefe de la Sección Séptima (Operaciones Contra el Narcotráfico) y de Inteligencia Militar.
Espitia es el comandante de la 5ª Zona Militar con sede en Chihuahua, Chihuahua.
El plazo para desplegar en Ciudad Juárez y en otros puntos cercanos a la fuerza operativa del Ejército es de 10 días.
En ese lapso se triplicarán las bases de operación, los retenes, los cateos, las detenciones basadas en decenas de averiguaciones previas de la PGR y apoyadas por una treintena de agentes del Ministerio Público federal.
Uno de los puntos iniciales para romper el control básico de los cárteles de Juárez, de Sinaloa y de Michoacán en esa ciudad será la detención de narcomenudistas, la ubicación de centros de acopio y lavado de dinero, de bodegas de droga, de casas para guardar c armas de fuego.
La Sedena operará en esta primera etapa con información básica sobre los 60 puntos clave (brechas) de entrada de armas y cartuchos hacia Chihuahua, y lo hará en parte con información proporcionada por los Estados Unidos y con datos recabados y decantados en Monterrey por militares altamente especializados en el tema del narcotráfico que trabajaron durante casi diez años en lo que hoy es el Centro Nacional de Planeación e Inteligencia (CENAPI) de la PGR y que antes se denominó CENDRO (Centro Nacional de Combate a las Drogas).
Desde Monterrey se apoya con información detallada el operativo en Chihuahua, pero los esfuerzos de inteligencias y contrainteligencia del Ejército no han ido al fondo ni han fructificado como se esperaba debido a la falta de cooperación del CISEN, que se reserva datos para entregarlos únicamente e la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) y en ocasiones a la PGR.
La queja de los militares en este sentido es constante y se ha agudizado en los últimos tres meses, tiempo en el que la ausencia de datos sobre puntos calientes” en Ciudad Juárez que debió proporcionar el CISEN hubiera sido vital para asestar golpes fuertes a las estructuras de los cárteles que ahí operan, señalaron a este espacio mandos de la Defensa Nacional.
Pese a que los cálculos del alto mando y de los brillantes estrategas de Los Pinos giran en torno a la efectividad del reforzamiento militar en Juárez para “ponerle punto final” a la delincuencia organizada en esa ciudad, lo cierto es que no hay nada más lejano a la realidad que la frase de presidente Calderón.
Los tres escenarios inmediatos planteados por la Sedena al respecto son:
1.- Incremento momentáneo de la violencia en Ciudad Juárez ante la presencia militar.
2.- Desplazamiento de sicarios a puntos aledaños de Chihuahua para reactivar la respuesta violenta y,
3.- Probables ataques de mayor envergadura tanto instalaciones militares como a funcionarios de alto nivel, como represalia a la acción emprendida en Ciudad Juárez.
La Sedena espera reducir de manera significativa las ejecuciones en la ciudad fronteriza, abatir la actividad de narcomenudeo, desmantelar momentáneamente el tráfico ilegal de armas de fuego y explosivos, y de manera especial coadyuvar en el combate al incontrolable fenómeno de la extorsión a pequeños, medianos y grandes empresarios en la entidad.
El detalle en torno a este esquema operativo es que no hay fecha o lapso esperado para establecer resultados con los que se mida el éxito o fracaso de lo ordenado por Calderón e instrumentado por el general Galván y su gente.

CENTINELA…
Uno.- Hace casi una semana las oficinas de la AFI y de la SSPF en el Toreo fueron escenario de una inusual movilización.
El reporte a los mandos más altos en ese lugar indicaba que un terrorista saudí, de nombre Salim, acaba de ser detenido en Polanco, en un restaurante ubicado en la calle de Presidente Mazaryk.
Se le ubicó acompañado de otra persona y ambos habrían ido a parar a los separos de la SIEDO en Reforma.
La Embajada de los Estados Unidos dio aviso a las autoridades antiterroristas de México sobre la presencia de este personaje en el país, quien pudo infiltrarse como turista a su llegada en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
La historia extraoficial de este caso indica que el presunto terrorista fue identificado por agentes norteamericanos quienes dieron aviso a la AFI y SSPF, pero no a la Sedena.
De esto hace una semana y hasta la fecha nada se sabe sobre el supuesto saudí que movilizó la noche del pasado jueves a los agentes de la AFI.


¿En dónde está el terrorista?

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