miércoles, 27 de mayo de 2009



El Ejército no confía en el PRD... Más militares a seguridad pública…

JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN

En las oficinas del alto mando militar, el consenso en contra de figuras del Partido de la Revolución Democrática (PRD) va más allá de las meras sospechas y se extiende hasta formar una línea de acción en la que algunas figuras del sol azteca son percibidas como non gratas para las fuerzas armadas.

Esto ocurre con frecuencia y se plasma en informes confidenciales que llegan al alto mando, pero sobre todo en la percepción -casi doctrinaria- de que el perredismo en el ejercicio del poder equivale a avalar una catástrofe.

En ese tenor, las investigaciones en torno a la actuación de miembros de ese partido van envueltas en una nube de sospechas y con un tratamiento que ubica de antemano a sus líderes bajo un velo en el que todo es posible y hasta creíble.

Ocurrió cuando el Ejército Popular Revolucionario (EPR) atacó ductos de Pemex.


Las primeras tarjetas informativas enviadas al alto mando señalaban que no había que descartar la acción de comandos ligados al PRD, en el contexto de protestas relacionadas por resultados electorales dudosos.

Antes, durante los violentos días de la APPO en Oaxaca, la trama erala misma: perredistas coludidos con eperristas y sindicalistas y …

La misma especie surgió la noche del ataque con granadas ocurrido en Morelia, Michoacán, el 15 de septiembre pasado. Comandos o grupos de choque afines a facciones perredistas o simpatizantes de ese partido podían estar detrás de lo sucedido, se señalaba en las oficinas de la Defensa Nacional.

Algo similar ocurre ahora con los casos de Zacatecas y Michoacán, en donde el golpeo a las administraciones perredistas de Amalia García y de Leonel Godoy es inédito y va cargado, a querer o no, de un tufo político que al final termina exhibiendo por igual a los mandatarios estatales que al ejecutivo federal.

En ambos casos, el alto mando ha tenido en su poder reportes, informes y datos de toda índole acerca de la penetración del narco en muchos aspectos de la vida en esas entidades.

Hace casi un año, Amalia García vivió los embates del cartel del Golfo que la presionó para que la gobernadora se hiciera a un lado y permitiera a los Zetas manejar el Palenque durante la Feria Nacional de Zacatecas 2008.

La reiterada negativa de la perredista fue seguida de persecuciones y de un intento de secuestro que culminó con la gobernadora pidiendo la protección y el abrigo de la comandancia de la 11 Zona Militar, en Guadalupe, para escapar de asedio del Golfo.

Durante dos semanas la gobernadora se ocultó en las instalaciones de la zona militar ante el asedio, documentado, de la gente de los Zetas.

En ese lapso, el Ejército actuó para golpear a ese grupo en la misma ciudad de Guadalupe, en donde realizó cateos y detenciones de sicarios de esa organización.

Amalia regresó a sus labores, algo cambiada, con un nuevo look, y con la triste certeza de que las cosas iban a ser muy diferentes desde entonces en su estado.
Y así fue.

En la escena de las desconfianzas militares está ahora Leonel Godoy, de quien existen datos de inteligencia y un seguimiento, un perfil sobre sus acciones y comportamiento como mandatario de Michoacán.

Pero los datos sobre el gobernador también llevan el sello de la desconfianza.


CENTINELA…

Alfa.- La SEDENA prepara nuevos movimientos y remociones de jefes de seguridad pública en varios puntos de país a los que llegaran muy pronto generales y coroneles retirados para sumar elementos castrenses al esquema de seguridad del país.

Bravo.- Está prácticamente conformado el grupo especial de la SEDENA que actuará en tres estados (Durango, Sinaloa y Chihuahua) para perseguir a sicarios de los cárteles de la droga que han “levantado” y asesinado a militares en misiones de combate al narcotráfico.

Sólo falta que el general Galván designe al general (también retirado) que encabezará a ese grupo integrado por 500 elementos, muchos de ellos en retiro.