domingo, 9 de agosto de 2009

CHIHUAHUA, OPERACIÓN FALLIDA.

RIO DOCE

Promueven la autodefensa en Ciudad Juárez; a cada quien una arma

Evangelina Hernández/ El Universal

CIUDAD JUÁREZ, Chih.— Bertha llegó a su departamento. Había quedado de verse con una pareja interesada en comprarle el inmueble que hacía meses trataba de vender. Eran las 11:45 de la mañana cuando vio que se estacionaba una camioneta Suburban fuera del edificio. Minutos después tocaron a la puerta.
Al abrir, cuatro hombres la empujaron hacia la sala vacía y le ordenaron: “Desde ahora este departamento es nuestro. Pídele a tu esposo que te traiga las escrituras, las endosas a este nombre —le entregaron un papel con los datos— y te vas a la chingada para siempre. Ya sabemos tu dirección, los nombres y horarios de tus hijos, más te vale quedarte calladita”.
Así terminó el esfuerzo de 15 años en que Bertha pagó mes tras mes un departamento que perdió en pocas horas.

La impotencia y el coraje de no poder impedir que la despojaran de su patrimonio no la dejan dormir en paz; ha bajado de peso y está haciendo planes para “largarme de Juárez y no volver jamás. Ya ni los militares pudieron ayudarnos”.
La lista de historias de víctimas de la delincuencia es casi tan larga como el censo de la ciudad, dice Armando Valenzuela, fundador del comité ciudadano Juarenses por la Paz.

Comenta que por su labor como cirujano en la sala de emergencias del Hospital General de Juárez, ha pasado días y noches tratando de salvar a los heridos de las balaceras que diario escenifican bandas de delincuentes en las calles de la ciudad.