viernes, 24 de abril de 2009

Respuestas desesperadas ante la violencia.

Publicado el 12 ENERO 2009.

Granadas de impotencia...El affaire AMLO, ¿mala suerte?

JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN

Es verdad. Entre las opciones que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) presentó a los gobiernos de los estados para enfrentar de alguna manera al crimen organizado, figuran la adquisición de armas de alto poder, de chalecos antibala, de cascos antifragmento, pistolas automáticas y lotes de granadas de mano –ofensivas y defensivas–.

También es verdad que la iniciativa para facilitar ese tipo de material como parte de la estrategia del plan para frenar la ola delictiva no provino de la Defensa Nacional ni fue una idea del alto mando militar o de su plana mayor.

La ocurrencia desesperada de agregar granadas de mano a la lista de armas de alto poder fue de Felipe Calderón y sus brillantes asesores en materia de lucha anticrimen.

El problema en este caso radica en la institucionalidad del general Guillermo Galván y su gente, porque el alto mando de la Sedena y la Plana Mayor del Ejército y Fuerza Aérea rechazaron desde el primer momento la inédita orden presidencial, pero…órdenes son órdenes.

Los razonamientos del Ejército son claros y contundentes: los cuerpos policíacos están penetrados hasta la médula por la corrupción del narco, ya sea como producto del terror o bien como consecuencia de las fuertes sumas de dinero que maneja el crimen organizado.

Es plomo o plata, para acabar pronto. Además, en caso de que alguno de los cuerpos policiacos que más necesitan las armas estuviera libre de toda culpa, su preparación en el manejo de este topo de material es prácticamente nula, pese a lo que digan funcionarios de seguridad pública estatal, como es el caso de Yucatán.

A estos factores hay que sumar la nada remota probabilidad de que el material se pierda de las bodegas o comandancias policiales cuando un oportuno comando armado se presente para limpiar a los uniformados de cualquier arma recibida.

Ese escenario no es imaginario. Ha sucedido en varias ocasiones dentro del propio Ejército, en donde el tráfico hormiga de armas y municiones es secreto a voces.

Por eso la Defensa Nacional manifestó desde el inicio de la llamada estrategia, serias reticencias en torno a la propuesta y orden presidencial de dotar con granadas a los policías.

Ni siquiera al general Rafael Macedo de la Concha le tomaron en cuenta su opinión como asesor y coadyuvante de la Sedena ante Los Pinos en materia de reconstrucción de la agenda de lucha contra el crimen organizado.

La noticia sobre la intención del gobierno de Yucatán de solicitar la dotación de dos granadas por policía como parte de los acuerdos firmados en junio en Palacio Nacional, causó revuelo en los medios de comunicación, pero ya era esperada en la Sedena con fuertes reservas.

Desde el jueves pasado, la hubo reuniones en Lomas de Sotelo con el general Guillermo Galván para revisar la situación y sostener su postura en torno al error de dotar de granadas a los cuerpos policíacos.

No obstante, si el Jefe Supremo del Ejército mantiene su ofrecimiento, éste se convertirá irremediablemente en una orden incuestionable que permitirá entregarle granadas de mano a policías sobre los que no existen aún verdaderos controles de confianza, padrones reales para contabilizarlos y mucho menos la certeza de que no se corromperán por miedo o por dinero ante el narco.

¿MALA SUERTE DEL PEJE?

Eso es lo menos que puede uno preguntarse al revisar el caso de la detención de los escoltas de Andrés Manuel López Obrador el 6 de enero en Sonora.

Los datos de la Sedena indican que la comitiva de AMLO fue detenida en un puesto de revisión y que seis de los once acompañantes portaban armas que si bien estaban autorizadas por la Defensa Nacional, tenían uso restringido al Distrito Federal, salvo una de las pistolas calibre .380.

Ahora, las preguntas incómodas en un año electoral incómodo con personajes más que incómodos como el tabasqueño López Obrador. ¿Cuánta ingenuidad se requiere para pensar que AMLO es y ha sido el único político que se pasea por el país con escoltas armados que portan pistolas o subametralladoras sin permiso de la Sedena?

Cuánta para pensar que si lo hacen es con una licencia que les otorga la posibilidad de andar armados por todas partes sin violar la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos?

¿Cuántos empresarios, políticos, senadores, diputados o funcionarios se pasean, viajan, se mueven, van y vienen por carreteras, retenes, vías públicas y cuanto sitio guste usted imaginar, acompañado por sus escoltas sin que sus movimientos alboroten al Ejército y exhiban a un opositor político como un violentador de las leyes?

¿Acaso personajes como Joel Ortega, Marcelo Ebrard o Manuel Mondragón desconocían que AMLO iba y venía a provincia con armas autorizadas por la Sedena solo para ser portadas en el Distrito Federal? ¿Acaso la Sedena, que autorizó a un general a fungir como jefe de escoltas de AMLO, ignoraba todos estos detalles.

CENTINELA…
Uno.- Sobre el tema de las deserciones, que tanto lastima a las filas del Ejército Mexicano, la Marina sostiene que el número de elementos de sus Fuerzas Especiales que han abandonado las filas navales en ocho años es tan bajo, que puede contarse con los dedos de las manos y aún así podrían sobrar algunos.
Los datos comentados a esta columna indican que de los cerca de 350 efectivos de las FES con que cuenta la Marina, tan solo seis o siete han desertado. ¿Será?

Dos.- La Armada de México avanza en la construcción de lanchas MLB autoadrizables, es decir, que están selladas y pueden regresar a su posición original de flote tras ser volcadas por olas de más de 10 metros de alto.
Estas naves, de las que se construirán seis en astilleros navales, son similares a las que usa con enorme éxito el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos. (consulte sitio alterno http://militarismomexico.blogspot.com/).

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